Y para aquéllos que el título de este blog no les sugiera nada, diré que la esquina que conformaba los antiguos Almacenes El Águila (actualmente ocupada por la sucursal de una entidad bancaria) tuvo nombre y carta de naturaleza propia en el argot cofrade y semanasantero malagueño. Aún hoy, los itinerarios de muchas de nuestras hermandades incluyen ese ángulo de casi 90º situado entre las calles de Méndez Núñez y Granada y sigue siendo un interesante enclave para observar las maniobras que realizan los tronos.


viernes, 23 de agosto de 2013

Gibraltar o La montaña de Tariq







Al igual que las bicicletas, las serpientes  son para el verano. De serpiente de verano ha catalogado recientemente un político el asunto de Gibraltar y pienso que se ha pasado varios pueblos y de la raya, o de la línea, como Vds. prefieran. El tema no es baladí, y mucho menos inventado, para distraer a la opinión pública, pues hay razones de peso que lo avalan; y, si no, que se lo digan a los inanimados, pero reales bloques de hormigón. Una cosa es cierta, el problema es recurrente y, como si se tratase de una recidiva, cada vez aflora con mayor virulencia. ¡Qué ajenos estarán los restos, orientados hacia la Meca, del célebre caudillo beréber Tariq sobre los problemas que iba a ocasionar " su " montaña Jabal Táriq! Que, bajo las órdenes de Musa, atravesó el estrecho en una primera incursión al frente de cuatrocientos hombres parece indudable, así como que recibió un contingente posterior de siete mil para acometer la tarea impuesta desde Damasco. Algo descabellada, aunque no imposible, es la tesis de una historiografía alternativa, ampliamente rechazada en círculos académicos, de que el tal Tariq no era otro que un visigodo renegado; ello lo fundamentan en que un apellido acabado en -ic es más propio de lengua germánica. Baste recordar nombres visigodos como Alarico, Eurico o Roderico (como su también célebre opositor Don Rodrigo). Así pues, tenemos al " Pegador " traducción de su nombre en árabe o al " hijo de Tar " , si creemos en su improbable ascendencia visigoda. Y, para cerrar un capítulo de la historia lejana, hemos de decir que el futuro de Europa y, por ende, el presente hubiera sido otro si el caudillo franco Carlos Martel no hubiera frenado cerca de Poitiers a los invasores en el año 732. Acercándonos en el tiempo, no será hasta 1309 cuando Fernando IV de Castilla sitie y tome Gibraltar; por su parte, los nazaries granadinos logran reconquistarla en 1411, para volver finalmente a manos castellanas en 1462. Estos vaivenes y cambios de mano fueron moneda corriente en el transcurso de toda la reconquista y, de manera especial, en las últimas fases de la misma en el sur de la península. Y en manos españolas seguirá Gibraltar hasta la Guerra de Sucesión española, consecuencia de la muerte sin heredero de Carlos II, el Hechizado. Este hecho provocará una lucha de intereses dinásticos entre España-Francia, aliadas, y Gran Bretaña, apoyada por Holanda. Conocedores los británicos de la importancia estratégica de la plaza en cuestión, intentarán, sin éxito, tomar Cádiz en 1702. Dos años más tarde, una flota angloneerlandesa de 61 buques de guerra aparejados con 4000 cañones, 9000 infantes y 25.000 marineros se dirige hacia un Gibraltar de una población de 5000 habitantes, una guarnición de 100 soldados y 100 cañones. Un peñón fortaleza, considerado inexpugnable, que contaba con unas murallas en precario estado, apenas reforzadas desde los tiempos del emperador Carlos V, y una artillería anticuada. El resultado no podía ser otro que el que fue.  Un par de semanas más tarde, una flota francesa intentaría recuperar la plaza sin éxito, tras trece horas de batalla naval (denominada de Málaga) . Empezaba a producirse el ocaso del imperio donde no se ponía el sol; la hegemonia española,detentada desde principios del siglo XVI, iniciaba su declive y el Tratado de Utrech(1713) reordenó el mapa politico europeo y las posesiones ultramarinas. Inglaterra era claramente la vencedora y Francia y España, las derrotadas. Para mayor oprobio patriótico también la isla de Menorca estaba bajo bandera británica, en virtud de la ratificación de los tratados de Sevilla (1729) y París (1763). Por suerte, tras un largo asedio, Menorca fue tomada en 1782; no sucedió así con Gibraltar, pese a que todo se puso a contribución: ingenios militares y navales desarrollados ex profeso y estrategas del momento se dieron de bruces con la Roca. Y,así desde 1704 hasta nuestros días, ondea la Unión Jack en un trozo pequeño, pero no menos importante, de nuestra nación o lo que resta de ella. Es sabido que no nos queda nada de lo que fuimos, pero es que es más importante el asunto de la integridad territorial que el de la pérdida de unas colonias, que, a fin de cuentas, era solo éso: colonias. Simplemente hay que imaginar que los blancos acantilados de Dover fueran españoles, por un suponer. ¿Cómo se les quedaría el cuerpo a los gentlemen de la City y a las misses del tea party? Pues nosotros no lo llevamos mejor, a pesar del tiempo transcurrido; por mucho bombín que se pongan hay algo que es claro, siempre fueron piratas, con patente de corso, y lo siguen siendo y, si alguien lo duda, visiten sus museos o, mejor, dénse una vuelta por las Malvinas. No corren tiempos de colonias ni protectorados, quedó atrás ese período de la historia. Conflictos de esta naturaleza han de evitarse, en aras de eliminar innecesarias tensiones desestabilizadoras. Es cierto que, a lo largo de la historia, todas las naciones (sálvese quien pueda) de esplendoroso pasado, han cometido tropelías y humillaciones; el problema es que algunas de ellas, entre éstas " la Angle terre " sigue empeñada en mantener posturas decimonónicas. Y no contenta con ello, arroja elementos de peso con el fin de ensanchar la tierra que pisa su bota, contraviniendo, sin el menor rubor y con el mayor descaro leyes y convenios internacionales. Mucho me temo que, así como nunca devolverán los mármoles que Lord Elgin sustrajo del Partenón, tampoco cederán un ápice sobre su soberanía en esa lengua de tierra con promontorio incluido. Y lo que es peor, la falta de co..raje y empeño diplomático necesario, hacen el resto.

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