Finiquitamos en este día el mes de Julio que, tal y como preveía en la entrada anterior en cuanto a catástrofes, nos dejó sumidos en el dolor por la tragedia del accidente de Santiago. Esperemos que el mes que mañana da comienzo nos depare, por contra, sorpresas agradables. Si julio fue el mes consagrado y dedicado al primer César, agosto fue instituido por su sobrino Octavio Augusto, que no quiso ser menos, hasta el punto de configurarlo con el mismo número de días y como el mes soberano.
Agosto define pues, por antonomasia, el mes de vacaciones. Estadísticamente es cuando más personas hacen uso del periodo de ocio y asueto anual; es, por tanto, agosto el mes que, a priori, más personas se sienten " a gusto ". Todos aquellos que tienen la suerte de poder trabajar, esperan con afán desmedido la llegada de esos días para liberarse del reloj y el estrés cotidiano y zambullirse de lleno en actividades frenéticas o de relax acordes a sus inquietudes y deseos. Sin embargo, y si seguimos haciendo caso a las estadísticas, es el mes en el que se producen más separaciones, divorcios y rupturas amorosas, lo que no deja de ser curioso. Todo apunta a que una convivencia excesiva, distinta a la monotonía del resto del año, crea más fricciones y altercados en el ámbito familiar.
El calor y los atascos en carreteras son malos consejeros matrimoniales; todo el mundo entra en la vorágine de exprimir con ansia el, siempre escaso, número de días de vacaciones.
Así pues, relajemonos a la temperatura ideal, como dijo aquél, ni frío ni calor, una buena sombra que minimice los potenciales riesgos de los rayos solares, disfrutando de manjares y bebidas preferidas y siendo conscientes de que, cuando el señor invierno llegue, echaremos de menos esas placenteras sensaciones.
Carpe diem
A los malagueños que frisen los diez lustros el título seguramente les evocará recuerdos...
Y para aquéllos que el título de este blog no les sugiera nada, diré que la esquina que conformaba los antiguos Almacenes El Águila (actualmente ocupada por la sucursal de una entidad bancaria) tuvo nombre y carta de naturaleza propia en el argot cofrade y semanasantero malagueño. Aún hoy, los itinerarios de muchas de nuestras hermandades incluyen ese ángulo de casi 90º situado entre las calles de Méndez Núñez y Granada y sigue siendo un interesante enclave para observar las maniobras que realizan los tronos.
miércoles, 31 de julio de 2013
viernes, 5 de julio de 2013
Reflexiones caniculares
Estrenamos mes. Un mes cuasi divino, como lo fuera aquél primer César en cuyo honor se consagró. El primer mes de verano tal y como lo entendemos tradicionalmente. Un verano, posiblemente, no tan tórrido como era de esperar, pero que, sin duda, viene cargado de sorpresas.
Para obertura, la derrota de la mal llamada "roja"; en verdad, nos habíamos acostumbrado a sus triunfos y nos sabe mal, incluso a quienes no nos gusta el balompié. No deja de ser curioso que la gente joven piense que nuestros colores siempre han sido victoriosos en tiempos pasados; nada más lejos, no en balde hemos sido doblegados por el mejor fútbol de siempre.
La primera Copa Davis que España ganó, hace décadas, abrió la caja de los truenos y los éxitos deportivos comenzaron a aflorar, lenta pero inexorablemente, y hoy, afortunadamente, disfrutamos viendo tenis, motociclismo, automovilismo, golf, ciclismo y otras disciplinas.
Dejando a un lado el circo que entretiene y adormece realidades más crudas, a buen seguro, y, por desgracia, en estos treinta y un días que abordamos, los informativos se harán eco de alguna tragedia o catástrofe cercana o remota. Los meses de verano son muy dados a ello y no es fruto de la casualidad. Los innumerables desplazamientos humanos contribuyen de manera clara; asimismo, el ambiente caluroso contagia las mentes y las desestabiliza, provocando incendios, cometiendo crímenes atroces o sufriendo accidentes de mayor o menor alcance. Obsérvese, si no, la elevada tasa de violencia que toca en suerte al período estival.
Pese a todo, tenemos la suerte de contar con " papá Estado ", que, para evitar que se nos reblandezcan los sesos (hoy decimos golpe de calor) nos instruye debidamente, recomendando ingerir líquidos, cubrirnos la testa, ponernos a la sombra y evitar, si es posible, las horas más feroces del astro rey.
Y digo yo, que para consejos de perogrullo no necesitamos esas alforjas; más valdría que el esfuerzo de esas campañas de la lógica, lo tradujeran en instalar un buen número de fuentes públicas de agua potable y fresquita, diseminadas estratégicamente a fin de remojar el cogote y el gaznate de los viandantes que, por un motivo u otro, en ese momento se ven obligados a transitar bajo un sol de justicia.
Las sucesivas (demasiadas) leyes y reformas educativas que este sufrido país ha venido soportando estoicamente, han conseguido un objetivo claramente marcado: un adocenamiento a la baja, un mayor grado de incultura y café para todos, aunque a muchos no les guste esta bebida. Está claro que a quienes nos gobiernan sólo les interesa que la masa municipal y espesa siga adormecida, tratándonos como tontos de remate. De deberes, obligaciones y esfuerzos no conviene hablar, suena a fascismo. Lo políticamente correcto son los mensajes que enarbolen derechos y más derechos, que la mayoría de las veces se quedan en la letra impresa, pero así nos tienen engañados cual tiernos infantes.
Hace tiempo que empecé a cansarme de la bazofia política que nos domina, pese a ser una persona tremendamente optimista. Hoy, después de muchos días de no tocar el blog, subo estas deslavazadas reflexiones alejadas del tono habitual que lo anima, porque no estoy de ánimo para otra cosa. Podría seguir volcando decenas de pensamientos, pero me resulta cansado, no merece la pena y además es contagioso.
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